Nueva Edicion - Mi Blog I - Revisado
La preocupación de décadas recientes con la diversidad cultural nació, en gran parte, de la percepción de que los productos culturales no pueden ser vistos como una mercancía a más disponible en los mercados, a través de procesos de transacción comercial, pero que expresan las identidades de pueblos o de colectividades. En tal acepción, que amplía el foco usual de los estudios antropológicos y culturalistas, centrados exclusivamente en las representaciones simbólicas de grupos sociales distintos, la creatividad humana diseminada a través de las industrias culturales se vincula a diferencias culturales fundamentales, inclusive entre la cultura erudita y la cultura popular, y no se puede restringir a su significación económica. Desde el inicio de los años 90, cuando de la Rodada del Uruguay de negociaciones internacionales que llevaron a la creación de la Organización Mundial del Comercio – OMC, países como Francia (y, más recientemente, Canadá) se opusieron a las tendencias dominantes de liberalización del comercio internacional y presentaron la argumentación de la excepción cultural. En la actualidad, la tesis de la excepción cultural comienza a ser sustituida por la preocupación en garantizarse, que en la relación entre países y, en el interior de esos, entre sus regiones. Todos esos segmentos culturales – a los cuales se deben sumar aquellos representados por las industrias culturales -, constituyen actividades económicas importantes y representan la oportunidad de empleos para grandes contingentes de población. El tratamiento específico dado a la cuestión de la diversidad cultural en el ámbito del MERCOSUR tiene sido bastante limitado, aunque tenga comenzado a tomar parte de las declaraciones resultantes de reuniones de ministros de Cultura de la región, especialmente a partir del año 2000. Con efecto, el tema comienza a ser considerado en el plan declaratorio y, si eso sea acompañado de las decisiones necesarias para implementarse a las medidas que corresponda las declaraciones, importantes pasos para la inclusión de la diversidad cultural en los proyectos de desarrollo de la región serán tomados.
La preocupación de décadas recientes con la diversidad cultural nació, en gran parte, de la percepción de que los productos culturales no pueden ser vistos como una mercancía a más disponible en los mercados, a través de procesos de transacción comercial, pero que expresan las identidades de pueblos o de colectividades. En tal acepción, que amplía el foco usual de los estudios antropológicos y culturalistas, centrados exclusivamente en las representaciones simbólicas de grupos sociales distintos, la creatividad humana diseminada a través de las industrias culturales se vincula a diferencias culturales fundamentales, inclusive entre la cultura erudita y la cultura popular, y no se puede restringir a su significación económica. Desde el inicio de los años 90, cuando de la Rodada del Uruguay de negociaciones internacionales que llevaron a la creación de la Organización Mundial del Comercio – OMC, países como Francia (y, más recientemente, Canadá) se opusieron a las tendencias dominantes de liberalización del comercio internacional y presentaron la argumentación de la excepción cultural. En la actualidad, la tesis de la excepción cultural comienza a ser sustituida por la preocupación en garantizarse, que en la relación entre países y, en el interior de esos, entre sus regiones. Todos esos segmentos culturales – a los cuales se deben sumar aquellos representados por las industrias culturales -, constituyen actividades económicas importantes y representan la oportunidad de empleos para grandes contingentes de población. El tratamiento específico dado a la cuestión de la diversidad cultural en el ámbito del MERCOSUR tiene sido bastante limitado, aunque tenga comenzado a tomar parte de las declaraciones resultantes de reuniones de ministros de Cultura de la región, especialmente a partir del año 2000. Con efecto, el tema comienza a ser considerado en el plan declaratorio y, si eso sea acompañado de las decisiones necesarias para implementarse a las medidas que corresponda las declaraciones, importantes pasos para la inclusión de la diversidad cultural en los proyectos de desarrollo de la región serán tomados.